“Desfilando como la costumbre lo indica”

 Por : José Manuel Ruiz Antonio. 



Gritos y música por todas partes. Algo que no se ve tan a menudo en la ciudad de Xalapa. Las calles están repletas de personas con disfraces, que llaman mucho la atención y acaparan a las personas que traen un atuendo normal o casual. Las luces solo se basan en unas cuantas tonalidades, las cuales son; morado, naranja y rojo. Todo con la alusión de dar un tributo a los muertos. Claro no falta la persona que quiere ser más modernizada y combina colores que no tienen nada que ver con la tradición mexicana.


Flashes por todas partes. No puedes caminar por cinco metros, sin ser la mancha de una foto, a la que no fuiste invitado. Porque todos quieren tener un recuerdo de la noche, todos quieren presumir en su redes lo bien que se ven con la cara pintada de la calavera o vestido de diablo. En cambio hay otros que cuentan con algo diferente, algo poco usual por estas zonas, cargando un disfraz o atuendo de alguna serie extranjera, o incluso de una caricatura o anime Japonés. Dejando más que claro que poco a poco estamos siendo víctimas de las nuevas cosas que han estado saliendo estos últimos años. Haciendo notar que una generación está saliendo y que otra está entrando. Diciendo a gritos que los adultos, los cuales preparaban chancletas y hacían guisados, están siendo sustituidos por los jóvenes que ahora compran alcohol, comen “Candy apples” mientras que se graban para una historia de instagram y reciben likes. 


Pero llega el momento que todos están esperando. La razón principal, por la cual toda la gente se reunió en la calle de Xalapa, ocasionando un tráfico, pero no de coches ni de camionetas. Si no de todas esas personas que esperan algo con muchas ansias. “El desfile de catrinas” a los lejos ya se podía escuchar la música, y en los cielos se podía ver las luces de los reflectores, haciendo alusión a su gran entrada llamativa. Las personas que estaban sentadas en los bancos, se paran para poder ganar un lugar en primera fila y poder ver en primera persona lo que está preparado. Sacan sus teléfonos, prenden el flash y empiezan a grabar, sabiendo que aún demoran un poco en llegar hasta ellos están, hacen todo esto para no perder nada del espectáculo. 


La primera caravana empieza hacer acto de presencia. Mujeres, niños y hombres bailan para dar el espectáculo que todos esperan. No han pasado ni 5 minutos de show y ya se le puede notar el sudor que recorre el cuerpo de todos los bailarines, dando entender que no es fácil estar enfrente de muchas personas, que todo el tiempo te están apuntando con las armas modernas, los celulares. Entre aplausos, gritos y chiflidos, se despiden de cierta aérea, para así avanzar danzando a otra parte de la misma calle pero diferente público. Apenas avanza la primera caravana, y la segunda ya viene pisándole los talones, acompañado de un grupo de policías  para así poder mantener el orden. Haciendo a un lado a todas esas personas que les gana la emoción, que quieren meterse a desfilar sin preparación alguna. Que aunque sus intenciones no sean malas, pueden ocasionar un accidente arruinando no solo su noche, si no la de todos los demás. 


Coche tras coche. Bailarín tras bailarín. Danzón tras Danzón. La noche que al principio era algo tan esperado, se torno a un desfile repetitivo y sin novedad. En las caras de las personas ya se podía notar el aburrimiento,  al igual que en sus acciones, porque algunos ya agarraban camino para irse a sentar en lo primero que encuentren. Pareciera que el desfile acabará más temprano de lo que se tenía planeado. Pero un retumbar vuelve a prender la llama de los invitados. A lo lejos se podía ver las luces de las motos adornadas para la ocasión. Quemando Llanta y haciendo más humo que las máquinas humos, haciendo más ruido que las mismas camionetas que hacían el esfuerzo de llevar a toda la gente que disfrutaban el tirar dulces en la cabeza del público. Todo esto hizo que las personas que yacen sentadas, se vuelvan a parar para lamentarse de haber dejado su lugar. Mujeres y niños se acercan para poder tomarse una foto con los motociclistas bien vestidos y disfrazados. Un recuerdo del cual podrán presumir en un futuro no muy lejano.


 Aunque pareciera que eso seria lo mas top de la noche, lo que también prendió a la gente, fue que después de los motociclistas  Venían los policías en su caravana, acompañados de hermosos caballos negros pintados para así representar caballos de la muerte. La gente a pesar de que sabían que no podían meterse, no les importo, ya que solo les importaba tener una foto con uno de los caballos. Todo esto recreó un escenario que muy poco se ve. Motociclistas quemando llanta y haciendo escándalo, con policías atrás siguiendo el ritmo de una canción moderna a estas épocas. 

 Pasa el último coche con los últimos bailarines. Y arriba de ellos un dron que iba grabando todo lo sucedido desde un ángulo muy poco visto. La gente se empieza a esparcir, pero no para irse a sus casas, si no que ahora con el objetivo de apreciar los altares hechos por los pueblos invitados.


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